La transformación de Usoa aclara el futuro para sus 438 trabajadores

Ene, 2022

Sobre el papel, la transformación del Taller Usoa en un medio propio del Ayuntamiento de Barakaldo, aprobada en pleno la semana pasada, no deja de ser un cambio de forma jurídica para cumplir con la normativa en materia de contratos. Tras la modificación, que convertirá al Consistorio en el principal cliente de la entidad y que garantizará su continuidad, se encuentra el futuro laboral de 438 trabajadores, de los que el 90% tienen algún tipo de discapacidad.

«Aquí he encontrado mi sitio», defendía ayer Begoña González Arribas, trabajadora de limpieza, que antes ha pasado por las áreas de jardinería y confección.

Ella entró en el centro en 1998, con 19 años, y ha vivido dos transformaciones en Usoa. La primera, en 2002, supuso pasar de ser una Fundación pionera creada en los años 80, a una sociedad mercantil que podía acoger nuevas actividades. El segundo cambio, el de la semana pasada, ha supuesto evitar «la posibilidad cierta de que el proyecto se fuera al traste», como reconoció ayer el presidente de la entidad, el concejal Eduardo Castañeda (PSE). El edil avanzó los retos que se le abren a la entidad, como el del envejecimiento de una parte de los trabajadores con discapacidad, gracias a un aumento en la esperanza de vida del colectivo.

Begoña no es la única que no es capaz de imaginar su futuro lejos de Usoa. Unai Reigada, del área de jardinería, también siente que ha encajado en su puesto, después de haber pasado por otras áreas como los de subcontratación o el almacén. «Me gusta trabajar en la calle, aunque con frío o lluvia te arrepientes», bromeó el joven, quien añadió que entre los trabajadores «al final se forma grupo». «Son muchas horas y muchos días juntos».

Lo sabe bien su compañera Janire Lindo, que destacó la tranquilidad laboral de la que ha podido disfrutar desde que entró a Usoa hace una década. «Aquí siempre hay trabajo», advirtió, mientras mostraba entusiasmo con las tareas que desarrollan, ya sea cuidar de una ladera ajardinadas o del Jardín Botánico. «Lo que más me gusta es trabajar con los cortacésped», agregó.

Encontrar su sitio

«Cuando entran aquí, van encontrando su sitio», destacó la gerente, Argiñe Martínez. Ella explicó que el personal incluye educadores, psicólogos y trabajadores sociales. Ahora han incorporado a un logopeda para ayudar con los problemas del habla, agudizados por las mascarillas, y sumarán un médico, una diplomada en enfermería y a un fisioterapeuta. «Se va a reforzar la atención social», resumió Martínez, que avanzó desde una iniciativa de higiene bucodental a programas de ocio compartido y refuerzos para una vida autónoma.

Esta doble vertiente entre el trabajo y la mejora de la calidad de vida se ve especialmente en el centro ocupacional. Isabel Gómez, la encargada, explicó que allí dotan al personal de una «rutina laboral», que arranca con gimnasia por las mañanas, y que va desde peinarse y ponerse a la casaca, hasta cumplir con los encargos. «Presumen de trabajo y se sienten orgullos de las tareas que realizan», advirtió la mujer.


Noticia de El Correo 25/01/2022

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